Entidades, Jose Castiella

El dibujo  ha sido un medio  para recorrer  realidades que no era capaz de alcanzar, materializando cosas que quería ver. Mi pintura sigue teniendo el mismo componente, el mundo de la posibilidad, el poder de la  memoria y la imaginación.

 

En pintura es difícil establecer campos de investigación. Lleva tiempo encontrarlos, encontrarse. Hace falta entender el material para que este empiece a hablar. Esto puede sonar un poco a ritos de iniciación chamánica pero quizá tenga sentido al hablar de pintura, una disciplina, la del color, tan unida a lo irracional y a lo desconocido. En mi caso es básico estar en el estudio casi diariamente, tener un diálogo continuo con una materia aliada que se mueve y que va mostrándose misteriosamente.

 

 David Batchelor explica en Chromophobia como el color ha sido devaluado en arte y en la teoría del arte al ser extraordinariamente difícil de contener, escapa a todo tipo de conceptualización. Es curioso ver como, cuando Newton con veintidós años revolucionó el conocimiento de la luz y el color, la subordinación del color a un sistema de leyes fue un imperativo. Pero el argumento de Newton en esta división del espectro de color en siete colores primarios estaba menos basado en una división inherente al color que en un deseo para relacionarlo con las siete notas musicales naturales. (Longair 1995) Hoy en día, la mayor parte del arte “serio” esta compuesto en gamas de grises. El arte conceptual hizo del blanco y negro su fetiche. Al color se lo ha relacionado a lo superficial, banal, celebratorio. (Batchelor 2000) A algunos esta indefinición de la pintura les asusta o les hace sentirse incómodos al no haber un posicionamiento ideológico claro. A mi me fascina abrazar un misterio donde encuentro al arte realmente. En una sociedad donde la información prolifera de manera desorbitada creo que se genera algo parecido a un sublime tecnológico que nos ha empujado a algunos de nuevo a reevaluar o experimentar de nuevo este interés por lo desconocido.  

 

 Intento entender lo que hago después de haberme manchado las manos con el material. Sobrevuelo  disciplinas como la ciencia ficción, el terror o la magia. El interés por la ciencia ficción al principio fue una cosa visual, a través de las sensaciones que me creaban las viñetas de Moebius y algunos autores que dibujaron en Metal Hurlant o Tótem. Un gran referente fue sin duda Frank R. Paul.   un ilustrador de los pulp magazines de la época clásica de la ciencia ficción Americana. La literatura vino después con Solaris de Stanislaw Lem, J.G Ballard  .

 

 Me interesa ese poder que ha tenido la ciencia ficción en adelantarse a una época e imaginar formas de vida y tecnologías posibles a través de la especulación. Trabajar en una especulación acerca del material. Pintar con esta idea de ficción especulativa y preguntarme, como será la materia que alimente a las máquinas, o el color que desprenderá una energía alternativa al petróleo, que apariencia tendrán los seres que habiten otras galaxias. La pintura me resulta un medio extraordinario para explorar estos territorios a través de la materia.

 

Busco ciertas estructuras que me lleven a mi y al  espectador a un espacio de posibilidades o de desciframiento casi biológico. Descifro lo que ella, la pintura, me dice cuando mancho el lienzo en el suelo en distintas diluciones, escuchando al material.

 

En mi proceso la memoria y la imaginación son cruciales. No utilizo referentes fotográficos y el espacio surge gracias a ellas. Es una forma de conectar con una parte irracional, con impulsos íntimos que acaban desembarcando en el imaginario colectivo.

 

Cada decisión sugiere la siguiente y por esto me interesa basar mi proceso en la posibilidad, en ese IF del que hablaba tan bien Philip Guston. En un paso al vacío hacia algo desconocido. (Guston 1969) Como una sobredosis de realidad que aspira o sueña con algo más. Antes empezaba con una idea muy precisa de lo que iba a ser el cuadro, ahora no . Funcionaba como una imposición y dejaba de lado ese momento mágico y antiguo del reconocimiento, de la proyección en la materia.

 

El proceso de esta forma se plantea como un viaje fascinante en el que los espacios y las entidades van surgiendo fruto de un azar mágico y el inconsciente los va nutriendo con el tiempo. A veces la propia pintura insinúa un entorno, otras veces es el espacio el que me dice una forma de trabajar la materia.

 

 Todo un mundo de entidades que desconozco y que plantean un potencial. Y es que la complejidad del universo no hace mas que sugerirme estos vastos mundos desconocidos, y el aburrimiento, no hace mas que de motor para explorarlos de una manera insaciable a través de la manipulación del material.

 

 Disfruto descubriendo una criatura que desconozco. Porque es un proceso en el que de forma inevitable utilizas la memoria y esta selecciona, deforma y magnifica. De tal forma que muchos de los elementos que surgen conectan con el imaginario colectivo generando preguntas y, descubriendo facetas propias y ajenas a las que, aparentemente, no habías prestado atención. Un espacio que se genera a partir de lo imaginado en el que surgen sin pretenderlo proyecciones que conectan con arquetipos e imaginarios colectivos.